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Para todos los demás, Hunter Caldwell es el hombre más poderoso de Nueva York. Sin embargo, para mí, Hunter es solo mi mejor amigo... mi increíblemente atractivo mejor amigo. Así que, cuando me pide ayuda, no dudo en aceptar. Todo empieza como algo fingido...

Nuestro primer beso es inesperado, pero aun así logra erizarme la piel y hacer que mis piernas flaqueen. El siguiente ocurre en presencia de su unida familia, lo que nos obliga a ser convincentes, pero es tan apasionado que casi consigue que yo también me lo crea.

En nuestra primera noche juntos, me dice que soy yo quien debe encargarse de mantenernos a raya a los dos, porque él no es capaz de hacerlo. Nuestra segunda noche es extremadamente sensual. Entonces, ¿cómo podré evitar confundir la línea que separa lo real de lo fingido?

Jane es sensata, responsable y ambiciosa a la hora de perseguir sus objetivos. Sólo una vez en su vida ha tenido una aventura. Un secreto que nadie conoce. Y nadie nunca lo sabrá, o eso cree Jane. Hasta que se muda a Nueva York y le presentan a su nuevo jefe, Hunter McKade. En su primer día de trabajo Jane se da cuenta de lo equivocada que estaba, pues el apuesto director general de mirada cautivadora no es un desconocido. Y la verdad no parece estar tan bien escondida como Jane esperaba.

Ha intentado olvidar a Hunter por más de un año. No ha tenido éxito. Incluso después de todo este tiempo, él hace que su corazón lata con fuerza. Pero, por alguna razón, el distante hombre de negocios no parece estar contento de volver a verla.

Cuando te quedas atrapado en tu pasado al empezar una nueva vida, sabes que estás en un gran problema.

Un mal paso, un solo mal paso y todo tu mundo puede estallar por los aires.

Erika lo comprobó dos años atrás, al dejar plantado casi a pie de altar a su novio, Gonzalo. La repentina aparición de Fabio la trastocó hasta el punto de tomar una decisión de esas que se lamentan para siempre. Reunir el valor para pedirle perdón a Gonzalo cara cara no es fácil. Nadie dice que lo sea, pero la joven entiende que solo así podrá cerrar definitivamente el capítulo más doloroso de su vida, permitiéndose seguir adelante.

En busca de Gonzalo llegará a Bali, el paraíso natural donde él se refugió tras el paso del “huracán Erika”, y donde hizo borrón y cuenta nueva. Aparte de sus aguas turquesas, sus cascadas, sus volcanes, sus selvas, sus playas de blancas arenas y sus arrozales, encontrará en tan idílica isla mucho más de lo que buscaba, porque allí hay quien la odia, pero no tanto.

Las Vegas, un viaje que cierra una etapa, la compañía de su amigo Bruno y ganas de dinamitar la ciudad… Alan es consciente de que esa escapada será inolvidable.

Antes incluso de ver las famosas luces de neón, los dos amigos se encuentran con Sheila y Tamara, malagueñas como ellos, ¡y comienza el lío! Cada vez que se cruzan, los chicos salen escaldados y, aun así, existen muchas posibilidades de que terminen enredándose.

¿Las chispas que saltan entre los cuatro se convertirán en fuegos artificiales en plena “Ciudad del Pecado”? ¡Se admiten apuestas! ¿Y cuándo lleguen a Málaga? ¿Qué pasará cuando aterricen en la costa andaluza? Pues que puede que la cabeza de Alan hierva hasta alcanzar el punto de ebullición, ¡sin contar con más sorpresas que vienen de camino!

Hay quien llega a nuestra vida para quedarse, y nada ni nadie podrá evitarlo. Noelia no pasa por su mejor momento, pero está decida a seguir adelante, enfrentándose al pasado con arrojo y decisión, aunque eso suponga arriesgar lo más valioso para ella.

Izan no se dará por vencido, quiere a esa mujer que le robó el corazón nada más verla, y no dejará que se le escape entre los dedos. En la vida siempre nos enfrentaremos a decisiones, en ocasiones sabremos que elegimos la opción correcta, pero en otras, la duda y el miedo nos asolarán a cada paso que demos en el camino.

La historia de Noelia llega a su fin, haciendo que nuestra protagonista sienta y viva la amistad y el amor más intensamente que nuca, que se ponga a prueba ante las mentiras y las traiciones, y que asuma que jamás escapará de la pasión a la que Izan la lleva en cada encuentro. Todo tiene un principio y un final, y en esta historia, la verdad, cuando sea revelada, no dejará a nadie indiferente.

Que las casualidades existen y el destino es caprichoso son dos cosas que Laila está a punto de descubrir. Una petición un tanto especial de su mejor amiga Fabiola será lo que la lleve a conocer a un hombre que la hace sentir viva de nuevo.

Pero, como decía al principio, el destino está a punto de hacer de las suyas y, sin quererlo, nuestra protagonista se verá en una situación que la pone contra la espada y la pared, luchando con lo que le dice la razón y lo que le pide el corazón.

Por si esto fuera poco, el pasado vuelve para remover un dolor ya superado y hacer que, por primera vez en años, sienta miedo de nuevo.

Vincent Rhys había convertido la depravación en un arte. No era generoso ni humilde, y la mayoría de las veces ni siquiera era amable, a no ser que fuera en su propio beneficio. Alcohol, mujeres, peleas, juego… Cualquier vicio era aceptable si con ello conseguía adormecer unos instantes los fantasmas que lo asediaban. Vicent Rhys poseía la bella apariencia de un ángel y un alma llena de cicatrices, tan oscura como la del mismísimo diablo.

Ella era el «monstruo de Redmayne». Podía haber sido una niña alegre, una joven feliz y una mujer con un prometedor futuro. Pero Lady Alexandra Richmond, hermana el duque de Redmayne, había pasado demasiado tiempo ocultándose detrás de la cicatriz que marcaba su cara como para aspirar a ser algo más que una sombra.

Pero su pacífica existencia da un giro radical cuando un libertino de la peor calaña y un atrevido libro se cruzan en su camino.

Thomas Sheperd ha luchado con ahínco durante toda su vida para labrarse un exitoso futuro, tratando de ignorar que es el hijo bastardo de uno de los duques más importantes de Inglaterra. Lo único que Thomas sabe del amor es que es capaz de destruir aquello que toca.

En cambio, la bella e incomparable Caroline Greenwood está impaciente por encontrar el amor, el romanticismo, y todos esos besos con los que sueña.

Un hombre que no cree en el amor y una mujer que sueña con él… Y, a veces, un beso es mucho más que un beso, y en este caso se convierte en algo que les persigue, haciéndoles dudar de todo lo que creían conocer sobre sí mismos, e impidiéndoles continuar sus caminos.

Maysie Sheldon tenía un secreto. Uno de esos que desgarra el alma de quien lo guarda, y deposita una pesada carga en todo aquel con quien se comparte.

Maysie Sheldon había amado. Había amado con el alma, con esa inocencia conmovedora que impulsa a las jóvenes ingenuas a escaparse del dulce cobijo de sus sábanas en mitad de la noche para refugiarse en unos brazos cálidos, para robarle un minuto al tiempo, para arrancarle unos segundos al destino...

Maysie Sheldon guardaba un gran secreto y su hermana Elisabeth compartía gustosa aquel peso.

Obstinada, rebelde, irreverente, incontrolable. Esos eran algunos de los adjetivos con los que, Andrew Greenwood, el estricto y comedido conde de Hardwick definía a Marian Miller, o «Demonio Miller», como solían llamarla.

Andrew había tenido que asumir la responsabilidad de su título y su familia demasiado pronto y no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino hacia la rectitud. Ni siquiera los sentimientos irrefrenables que esa muchacha indisciplinada le provocaba.

Marian sabía lo que significaba perder todo lo que amaba siendo una niña y lo único que ansiaba era librarse del yugo de su avaricioso tutor, asumiendo que valerse por sí misma era la única manera de estar a salvo del dolor que provocaba la pérdida.

Clara Abernathy adora a la familia Bennett. Tras haber pasado gran parte de su vida en hogares de acogida, anhela el calor y el amor de una familia, y los Bennett la tratan como si fuera uno de los suyos. De modo que cuando ella necesita un lugar temporal para vivir, Blake Bennett le ofrece mudarse al piso de al lado.

La oferta es tentadora. ¿El problema? Que Blake también lo es. Guapo, divertido, un verdadero macho alfa y un espectáculo de metro ochenta de altura…. aunque ambos tienen una visión de la vida completamente diferente. Él está empeñado en ligar con Clara. Si a ella ya le resulta difícil resistirse a sus encantos en los eventos familiares, ¿Cómo podrá resistirse con solo una pared de por medio?

Blake Bennett sabe que no debe liarse con las amigas de la familia, y mucho menos con Clara. Pero es el tipo de persona que anda por la vida y ha hecho su fortuna saltándose las reglas en vez de seguirlas. La dulzura y el descaro de Clara llenan un hueco del que ni siquiera era consciente. Pronto se encuentra muy atraído por ella. Quiere tenerla y lo hará, sin importar las reglas.

Winter Ryan lleva más de un año infiltrada como dominatrix en el Dominium, un club BDSM de Manhattan, para desmantelar una red de trata de personas y averiguar quién se esconde bajo el sobrenombre «Alfa», ya que es culpable de la muerte de Karl Jensen, su compañero y amigo. Sin embargo, cuando parece que ya está cerca de conseguirlo, el FBI se apropia del caso. Ahora tiene dos opciones, hacerse a un lado o colaborar con el agente al mando, y este no es otro que el imponente Garret Scott, un hombre que la saca de quicio y la atrae a partes iguales. Aunque Winter guarda un as en la manga: para poder colaborar juntos, a él no le va a quedar más remedio que hacerse pasar por su sumiso.

Garret Scott está convencido de que Jasha Morozov, el hombre al que persigue desde hace meses, es la persona que hay detrás del apodo «Alfa» y está dispuesto a hacer lo que sea para atraparlo, pues hasta que no lo consiga no podrá dedicarle más tiempo a su singular familia. Sin embargo, cuando se da cuenta de que para lograrlo debe aceptar las condiciones de Winter, solo piensa en una cosa: «¿Sumiso de esa arpía? Ni hablar». No importa que ella sea tan hermosa que le cueste mirarla sin sentir que el mundo se tambalea bajo sus pies; está loca si piensa que él se va a someter a sus deseos.

La pasión de Charity Ryan es la informática y, si no fuese por sus hermanas, su vida social sería inexistente. Su mundo se reduce a los ordenadores; su familia y su amigo Phil, del que está enamorada desde el primer día de universidad. Cuando él anuncia que se va a casar, a Charity no le queda más remedio que salir de su zona de confort para demostrarle que ella es la mujer de su vida y que cometerá un error si se casa con otra.

Para ello, decide contratar los servicios de un gigoló que la ayude a despertar sus celos. El elegido es Thierry Moreau. Francés, atractivo, sexi y encantador. Sin embargo, el apuesto gigoló no es lo que ella imagina. Ni mucho menos. Es un agente de la CIA con una misión que cumplir: cazar a un hacker informático que amenaza la seguridad de país. Y Charity Ryan es su principal sospechosa.

Hope Ryan es una exitosa fotógrafa freelance que vive feliz en Manhattan y no quiere saber nada de relaciones estables ni de «buenos chicos», ya que piensa que siempre acaban decepcionando. Sin embargo, cuando se ve obligada a pasar el verano en Ithaca, comienza a sentirse atraída por la persona más inesperada: el sheriff Benedict Moore, un hombre con espíritu de boy scout que cualquier padre desearía tener como yerno.

Cuando eran adolescentes, Hope rompió el corazón de Ben de la forma más cruel. Doce años después, cuando se vuelven a encontrar, él ya ha dejado de ser un niño solitario, amante de los pájaros y de la naturaleza. Ahora es el sheriff del condado de Tompkins, un hombre respetado, atractivo y seguro de sí mismo. Y ya no es tan bueno como Hope piensa. De lo contrario, ¿por qué, cada vez que se cruza con ella, su cuerpo reacciona con deseos sexuales que están muy lejos de ser considerados respetables? Pese a todo, Ben está dispuesto a hacer pagar a Hope por su antigua traición. Palabra de boy scout.

A sus veintisiete años, Faith Ryan ha logrado dos de sus sueños: vivir en Manhattan, aunque ello la obligue a compartir un piso de un solo baño con sus tres hermanas, y trabajar en una de las más prestigiosas agencias de marketing y publicidad de Nueva York. Bueno, eso último aún no lo ha conseguido del todo. Está a prueba. Y para superarla necesita encontrar un highlander para un anuncio de colonia. Uno de esos con los que sueña toda mujer; con voz profunda, mirada intensa y cuerpo de infarto. El problema es que su candidato perfecto es tan tosco y huraño como las Tierras Altas de donde viene, y no quiere ni oír hablar de ser la nueva cara de un perfume masculino.

Malcolm MacLeod busca una segunda oportunidad lejos de Escocia y esta le llega cuando hereda el pub de su tío abuelo en Nueva York. El problema es que necesita una inyección de capital para poner el proyecto de sus sueños en marcha. La solución: aceptar la sustanciosa oferta económica de una fanática de Outlander, parlanchina, testaruda... y tan atractiva que no consigue mirarla sin pensar en sexo.

Faith cree que es el highlander de sus sueños. Pero, cuando averigüe las razones que lo llevaron a huir de su país, ¿seguirá opinando así?